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¿Cuál es la distinción radical en el hombre?

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La distinción real entre ser y esencia es la dualidad clásica, que explica tradicionalmente el carácter creado del hombre.

En efecto, no soy simplemente un ser solo arrojado a la existencia o una esencia aislada que se pasea entre bosques y estrellas. Soy lo que soy (esencia) "porque" mi ser no cesa. Soy dual, porque ese no cesar no viene de mí (de mi esencia) sino de mi ser. Y como mi ser no es eterno, debe ser creado.

Pues bien, para Polo existe una distinción aún más radical que la distinción entre esencia y acto de ser.
Es una profundización que hace la doctrina poliana a la filosofía creacionista.

El hombre se distingue de Dios, claro está, por no ser simple, sino compuesto de ser y esencia (Dios es identidad, en Dios no hay composición), pero en el caso de la persona humana existe una dualidad aún más radical: la distinción entre el ser personal y sus hábitos superiores (que llamamos personales o existenciales).

La ser personal humano se dualiza gracias a esos hábitos que son tres: la sindéresis, el hábito de los primeros principios reales y el hábito de sabiduría, abriéndose hacia fuera y hacia dentro. (Pienso que habría que añadir la gracia, pero eso tendremos que discutirlo).

No podemos hablar pues de "una sola" dualidad radical. La persona humana es una constelación de dualidades. Pero si me ponen ustedes en un aprieto les diré que la formulación que prefiero es la siguiente:

La dualidad radical es la intimidad que tiene dos miembros: un miembro es lo que Polo llama la apertura "interior" (además y libertad) y el otro miembro lo que Polo llama apertura "hacia dentro" (inteligir y amar).

Y gracias a los los hábitos superiores del inteligir personal, se muestra el inagotable "ser además" de esa distinción radical de la persona humana, el desbordarse de su actividad existencial ; co-ser siempre más.

Abrirse eterno a Dios, a los demás y al mundo.

Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 338

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