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La gama de los sentimientos sensibles humanos es mucho más amplia.
El silbido del pastor alerta, conforta y place a sus ovejas.
Los humanos, además, podemos captar su melodía, su protección y, quizá, sentir hasta un sabor de hogar.
Los sentimientos humanos (también los sensibles) pueden reflejar en abanico multicolor toda la realidad y no sólo la correspondiente al instinto de una especie.
No hay dos personas iguales. Los gemelos, e incluso los eventuales clones, cada uno matizará sus sentimientos, pues participan en el juego libre de la persona.
Se habla de esto en Juan Fernando Sellés. Antropología para inconformes p.278.3
Si quieren ustedes leer una buena conferencia de Polo sobre los sentimientos vayan a la de Piura.
Basta pinchar aquí.
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