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¿Forma parte el "yo" del ser personal?

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El "yo" no es el acto de ser humano.

Forma parte de la esencia humana.
Es su ápice.

Dicho de otra manera, es el puente entre el "acto de ser" y las manifestaciones humanas (esencia).

Tras dos intervenciones de Juan A. García González, podemos decir: la persona está vinculada con su yo.

El yo es un hábito innato de la persona. Del intelecto personal.

El yo es imprescindible para completar la estructura donal de la persona humana.

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¿Cómo se encauza la libertad personal?

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Mediante el yo.

La libertad está en el ámbito personal y se encauza mediante el yo.
La libertad está en mi intimidad.


El yo presta actualidad al acto, pero no le da el ser.
El ser es de la persona que se manifiesta mediante el yo, en el tiempo.

Poner la persona más dentro que el yo, conserva la libertad, da dominio sobre los actos, pues me puedo arrepentir, cambiar mi decisión.
Puedo ser fiel, si quiero.


Véase lo que dice Angel Luis González en su Prólogo al libro de Polo, Nietzsche como pensador de dualidades, p.29.3. Son ideas de Polo en Etica, p. 68.

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¿Es el Espíritu Santo posterior al Padre y al Hijo?

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No.
El Espíritu Santo es el exceso mismo de la mutua donación eterna entre Padre e Hijo.

Procede del dar sin reservas cuando el dar es supremo.

El dar trascendental supremo no pierde al dar, de ahí que su exceso,
el dar siempre más,
no es posterior al dar.
No es el desparramarse de una cacerola de leche hirviendo.
Es exceso tanto el Origen como el Mantenerse de la índole suprema del dar.

Ese sobrar es don puro, sin reservas, que da, o sea, es Persona.

Cuando nosotros damos un regalo, manifestamos nuestro dar, pero no damos el dar.

Sólo el Espíritu Santo, al divinizarnos convierte nuestro don en dar sin resquicios.


Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.65.2. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Por qué las Personas divinas son distintas?

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Porque cada una dona a su manera.

Pero, atención, las Personas no son “modos” del dar.

Las modalizaciones son alternativas, y el dar divino es pleno, sin reservarse nada, sin variaciones ni variedades. Eterno.

El Padre es la iniciativa del dar sin reservas.
El Hijo la aceptación del dar sin reservas.
El Espíritu Santo el don sin reservas.

Como cada una da “sin reservas” son un solo dar en plenitud.

El Padre está en el Hijo, y el Hijo está en el Padre, porque nada se reservan.

El Espíritu está en el Padre y en el Hijo al ser

el exceso y la sobra de la entrega sin reserva entre ellos. El dar siempre supremamente más.

Ese Don, entrega sin reservas de Dios, es Don que da,

y lo que da es su no reservarse, es decir, la santidad.
Es Espíritu santificador.

Ser santo es ser nadie.

Un dar puro.

Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.66.2. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Cuándo es el dar "puro"?

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Cuando es sin reservas, o sea,
si en él todo es dar.

Si no deja nada sin dar.

Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.66.3. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

Para saber más:
Etiqueta 1.0.2 el dar trascendental


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¿Cómo formular la esencia del universo?

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La esencia del universo es la tetracausalidad.

La unidad de orden u ordenante.


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¿Cómo hace cumplir el universo su orden?

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A través de la causa final.

La causa final no es otra cosa que el valor causal de la unidad ordenante.


Dicho de otro modo, el "cumplimiento" del orden.

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¿Cómo se entiende bien la esencia del universo?

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La esencia del universo para Polo es la tetracausalidad o totalidad de las causas,
que constituye una unidad de orden u ordenante.

La clave para entender el universo es admirar su orden, su armonía.

Considerémoslo teleológicamente.

"Telos" se refiere aquí al orden evidente y asombroso que reina en el cosmos.

Las sustancias elementales, aunque carecen de naturaleza, "cumplen" el orden a su manera, movidas desde fuera.

Las sustancias naturales, que llamamos naturalezas, contienen en sí mismas una relación con el fin, con el orden. Por eso operan "naturalmente", desde ellas mismas, al servicio de la sinfonía natural. También "cumplen" el orden.

Polo nos propone un método para encontrar noéticamente ese orden del universo : si pugnamos con nuestro límite mental (2ª dimensión del abandono, que estudiaremos, si Dios quiere, en la etiqueta 2.1.1.2),
si pugnamos, digo, con la mismidad de nuestro pensamiento, encontraremos la esencia extramental, es decir,

el universo como esencia u orden del universo.

El universo como esencia es la unidad de orden, en cuanto unidad ordenante, en tanto que "telos" del conjunto de sustancias y de sus operaciones, que "cumplen" divinamente ese orden.

Estamos en el terreno de la pasión de los científicos, estudiosos de las leyes de la naturaleza, de las brumas, de las cataratas, de los bosques y malezas.

Llamamos causa final al "cumplimiento" del orden.

Este es el sentido preciso de la noción de causa final en Aristóteles. Cumplimiento.

Polo dice también que la causa final es el valor causal de la unidad ordenante.

Y la esencia del universo o el universo como esencia es la totalidad causal, no sólo la causa final, que es el "cumplimiento" sino la tetracausalidad u orden completo del universo.

Tetracausalidad que, por otra parte, es realmente distinta

del acto de ser del universo que es el ser como primer principio o ser extramental, trascendental metafísico (ver etiqueta 5.2)

Las causas son predicamentales y son el análisis del primer principio (del ser extramental), su esencia.

La tetracausalidad es el universo como esencia.

Dios es Creador del ser extramental y de su esencia, armoniosamente tetracausal.


La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.37.3 a 38.4). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

Etiqueta 2.1.1 : el método del abandono
Etiqueta 5.2 : los trascendentales

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¿A qué llama Polo "análisis" del primer principio?

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A la tetracausalidad del universo.

No es otra cosa que el universo como esencia.

El análisis es la tetracausalidad,

la esencia del universo o meollo.

Llamaremos "primer principio" al ser extramental o ser del universo.

Su análisis es su esencia, su meollo, las cuatro causas.

La esencia de la persona humana. Notas sacadas de la conferencia dictada el 25-XI-1994 en el salón de grados Mª Zambrano de la facultad de filosofía y letras de la Universidad de Málaga. (Miscelánea poliana nº 4, p.39). Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

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¿Dónde estudia Polo principalmente las dualidades centrales humanas?

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En sus dos libros de Antropología trascendental.

En el volumen I las que conforman el acto de ser personal

y en el volumen II las de la esencia humana.

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¿Cómo me gusta presentar la ley natural?

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Diciendo que la ley natural es lo que Dios ha pensado, de entrada, para hacer felices a sus hijos.

Es un ordenamiento divino.

Ordenamiento que se cumple necesariamente en el universo físico, pues todas las naturalezas propiamente dichas obran según la tetracausalidad u orden completo del cosmos.

(ver a esté propósito la etiqueta 4.2 naturalezas)

Ordenamiento que se cumple, además, libremente, en las personas que, si quieren, serán felices cumpliéndolo, al destinarse a su destino, el plan divino para cada una.

La ley natural, en cuanto que llamada libre y amorosa para el hombre, es lo que algunos llaman ley moral natural.

Esa ley natural, en la filosofía poliana tiene su fuente en la sindéresis, que es una voz interior, que impele a obrar: ¡haz el bien!, ¡lo tuyo es obrar!

El yo (hábito de sindéresis) impele: lo tuyo es actuar. De ahí nace, trascendentalmente, nuestro sentido del deber.

La persona, desde el ápice de su yo es siempre "dócil", se abre inherentemente, irremediablemente, a esa voz interior de Dios.


Y manifesterá su decisión a través del yo. Descubriendo, si quiere, la formulación racional de los mandamientos.

La sindéresis nunca se equivoca, pero el hombre puede equivocarse en la elaboración racional de los principios.



Para saber más:
Etiqueta 4.2 naturalezas
Etiqueta 6.2 El yo y la sindéresis.
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¿Por qué el dar puro es congruente con la Trinidad de Personas?

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En Dios no hay mezcla del dar con otro tipo de actividades.
Es Dar puro.
De ahí su congruencia con la Trinidad.

Al ser puro, los ingredientes del dar (iniciativa, aceptación y don)

son también donantes,
novedad personal.
Tres novedades supremas.

La persona es, no lo olvidemos, la estricta novedad.
Tres Personas : tres novedades supremas.


Para saber más
sobre el dar supremo : Etiqueta 1.0.2

Sobre la persona : Etiqueta 1.0.4


Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.66.4. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Es simple la Trinidad?

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Cada Persona es dar supremo,
equivalente a las Otras
y a todo el dar.

Lo supremo es simple, incompuesto, sin mezcla.

Lo puro del dar puro es actividad simple, identidad activa. « Dar de dares »

un dar cuya iniciativa, aceptación y don son ellos mismos puro dar.

El universo es sencillo,
Dios es simple,
la persona humana es además.


Para saber más

sobre el dar supremo : Pinchar aquí

sobre el ser personal : Pinchar aquí

sobre el además : Pinchar aquí

Estudiaremos un día el ser del universo en la etiqueta 3.1

Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.67.3. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

¿Cómo explicar el dato revelado sobre la Trinidad?

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Es cierto que sólo por la revelación podemos saber que los tres ingredientes del dar creado (donante, aceptador y don)
sean en el dar supremo personas distintas, pero comprender que el dar puro es « sin pérdidas » y « sin reservas » hace que la razón iluminada por la fe atisbe

de un lado la distinción de Personas divinas
y de otro que Dios es Uno.

Las Personas son distintas porque el dar es « sin pérdidas ».
La iniciativa no se pierde en la aceptación.
La aceptación no es menos, ni antes, ni después, que la iniciativa.
Y en el don no se pierde ni la iniciativa ni la aceptación.

Los ingredientes del dar, dan
y dan puramente.
Dios es el Dar de dares.

Además, si el dar se hiciera "con reservas", entonces esos actos no tendrían una naturaleza idéntica, el dar puro.

Dios es un dar cuya iniciativa, aceptación y don son ellos mismos puro Dar.


El dar supremo es estudiado en la etiqueta 1.0.2 Dar trascendental. Pinchar aquí para entrar en esa etiqueta.

Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.67.2. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Cómo se distinguen las tres Personas en Dios?

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Las tres Personas se distinguen en el dar puro, porque no se extinguen en el dar.

Lo característico del dar puro, supremo, es que en él nada se guarda ni nada se pierde, por tanto :


la iniciativa no se pierde, no se extingue en la aceptación;
la aceptación no se pierde ni se extingue tampoco en el don;
y el don no puede guardarse para sí:
es sobra y exceso.

Ahora bien, si el donante, el aceptante y el don

no se extinguen al dar,
es congruente que los tres se distingan en el dar puro.

Su distinción no precipita al margen del dar, sino al dar.
Los tres están co-dando en el dar idéntico.

En la Trinidad Santa ni la unidad es anterior a las personas,

ni las personas a la unidad.


El dar supremo es estudiado en la etiqueta 1.0.2 Dar trascendental. Pinchar aquí para entrar en esa etiqueta.


Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.68.2. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Cómo se debe entender la identidad en Dios?

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Como actividad.

1. El ser da sin reservas,
2. el entender da sin reservas el dar (lo acepta),
3. el amar se da sin reservas,
de manera que los tres son un idéntico dar.

Cuando la identidad no es entendida como actividad es confundida con la mismidad, o sea, con la inercia o límite del pensar.

Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.68. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Cómo entender la unidad de las tres divinas personas desde el dar “sin reservas”?

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El “sin reservas” impide que exista algo en el Padre al margen de lo que comunica al Hijo, y también que exista algo en el Padre y el Hijo al margen de lo que comunican al Espíritu, así como que el Espíritu sea algo más o algo menos de lo que procede del Padre y del Hijo.

Ya que nada se reservan, el Padre no es más de lo que entiende el Hijo, no da más de lo que acepta el Hijo.

Y ni el Padre ni el Hijo son y entienden más de lo que ama el Espíritu Santo.

Todo cuanto es el Padre, entiende el Hijo y ama el Espíritu,

es comunicado sin reservas.
Esto hace imposible el adelanto y el retraso entre las Personas.

El Padre no es anterior al Hijo, y el Espíritu Santo no es posterior al Padre y al Hijo, más aún la tríada personal no es anterior ni posterior a su unidad.

El Padre, el Hijo y el Espíritu son igualmente originarios, como tres dares que se intercomunican tan plenamente que son uno solo, el dar originario, la divinidad.


Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.63.2. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García

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¿Cómo se caracteriza el dar puro?

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Es un dar en el que nada se pierde y nada se guarda.

Un dar sin reservas.


Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.68.2. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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¿Es "dar" cada Persona divina?

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Dios es el Dar de Dares.

El dar común es tan congruente que cada uno de los tres dares tiene las tres dimensiones del dar.

Cada uno de los dares es internamente trino (es, conoce y ama), pero no son nueve actos, sino tres que dan sin perder y sin guardar.

Y el dar puro es un solo dar, no tres dares inidénticos.

Cada una de las Personas es un dar íntegro. No son dimensiones del dar.

Ni los tres son más que uno, ni cada uno es menos que los tres.

El dar entero es trino y cada dar personal es congruente con esa trinidad.

Ideas inspiradas en el artículo "Aclaraciones sobre y desde el dar, de Falgueras, en Miscelánea poliana nº 9. p.69.3. Citamos las páginas según la recopilación titulada "Antropología y trascendencia" publicada por I. Falgueras y Juan A. García.

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