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Me ha impresionado el tono "poliano" de la última frase del mensaje de Pascua de Benedicto XVI :
Queridos hermanos y hermanas. La Pascua no consiste en magia alguna. De la misma manera que el pueblo judío se encontró con el desierto, más allá del Mar Rojo, así también la Iglesia, después de la Resurrección, se encuentra con los gozos y esperanzas, los dolores y angustias de la historia.
Y, sin embargo, esta historia ha cambiado, ha sido marcada por una alianza nueva y eterna, está realmente abierta al futuro.
Por eso, salvados en esperanza, proseguimos nuestra peregrinación llevando en el corazón el canto antiguo y siempre nuevo: "Cantaré al Señor, sublime es su victoria".
Abiertos al futuro.
Dios no nos produce o dirige mágicamente, sino libremente.
Es una alianza, una llamada a ser fieles a nuestro destino.
Felices pascuas
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Felices pascuas, amigo.
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