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La persona no es solamente un ser natural. Es además.
La persona no se distingue de los supuestos naturales sólo por su elevada índole de operatividad, por su naturaleza racional.
La persona es alguien: un quién personal, la actividad interminable, que se añade perpetuamente. Es adverbio.
La distinción real de esencia y ser es comprendida por Polo, ampliándola. En efecto, la esencia del ente natural es el meollo creciente gracias a la actividad del ser que la hace ser (acto de ser primero o acto de ser del universo, actus essendi).
La esencia del ente personal es distinta, es "manifestación" de un quién (acto de ser personal) siempre creciente.
El ser del universo persiste. El ser personal insiste.
Glosa a Juan A. García González : Existencia personal y libertad. Anuario filosófico nº 95. 2009, p. 330.2
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