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Sí.
El alma del viviente, también del animal o del vegetal, aprovecha los efectos de los cambios que ella misma produce : retiene los cambios a su favor (por ejemplo, las raíces se alargan chupando agua y alimentos).
Decimos que el alma produce cambios porque no solamente es causa formal, sino también causa eficiente.
La forma del alma lleva unido un movimiento (la causa eficiente).
El alma retiene las informaciones que le llegan y se hiperformaliza, o se mejora, o si se quiere, hace emerger en sí las nuevas órdenes para seguir creciendo de acuerdo con el orden de la naturaleza (que es la causa final).
El alma es así una memoria que organiza y retiene los cambios a su favor, crece.
Glosa a Genara Castillo. Planteamiento poliano de la constitución y desarrollo de la vida humana. Studia Poliana p. 15.2
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