Supongo que la potencia se satura si pasa enteramente al acto: entonces ya no queda más potencia que activar. Como la potencia lo es no sólo de actos, sino de hábitos, la potencia saturada parece que debería de tener todas las virtudes: sin ellas ¿cómo alcanzar toda la actividad que le es posible? Si le faltara la virtud, ¿no sería capaz de alcanzarla?; y entonces ¿no estaría en potencia respecto de ella?
Incorporo tu respuesta sobre que la potencia se satura si pasa enteramente al acto.
Sin embargo, no acabo de entender lo que dices cuando afirmas que la potencia saturada tiene todas las virtudes. Si es así, ¿por qué dice Polo que la potencia saturada no necesita la virtud? ¿No la necesita porque la tiene?
Me parece que el razonamiento de Polo va por la línea de decir que la virtud es un bien medial, en el sentido de que es una disposición para "ejercer" el amor en esta vida.
Cuando la potencia esté saturada habrá alcanzado su puesto en el orden del amor. Ya no se necesita el ejercicio esencial. Desde entonces las únicas que jugarán son las virtudes teologales, que son otra cosa.
Supongo que la potencia se satura si pasa enteramente al acto: entonces ya no queda más potencia que activar.
ResponderEliminarComo la potencia lo es no sólo de actos, sino de hábitos, la potencia saturada parece que debería de tener todas las virtudes: sin ellas ¿cómo alcanzar toda la actividad que le es posible? Si le faltara la virtud, ¿no sería capaz de alcanzarla?; y entonces ¿no estaría en potencia respecto de ella?
Muchas gracias, Juan, por tu intervención.
ResponderEliminarIncorporo tu respuesta sobre que la potencia se satura si pasa enteramente al acto.
Sin embargo, no acabo de entender lo que dices cuando afirmas que la potencia saturada tiene todas las virtudes.
Si es así, ¿por qué dice Polo que la potencia saturada no necesita la virtud? ¿No la necesita porque la tiene?
Me parece que el razonamiento de Polo va por la línea de decir que la virtud es un bien medial, en el sentido de que es una disposición para "ejercer" el amor en esta vida.
Cuando la potencia esté saturada habrá alcanzado su puesto en el orden del amor. Ya no se necesita el ejercicio esencial. Desde entonces las únicas que jugarán son las virtudes teologales, que son otra cosa.